El viernes pasado la pintora Luisa Richter recibio, en casa de nuestro embajador, Georg Clemens Dick, la medalla Pedro Angel González, como premio a toda su vida como artista.
Luisa nacio en Besigheim (Alemánia), en 1928, y de allá la conoce mi familia. Pero no se vino a vivir a Venezuela hasta los 23 o 24 años, mas o menos. Desde entonces el arte venezolano le debe mucho.
En su discurso, el Presidente de la Fundación Pedro Ángel González, el ingeniero Horacio Moros Ghersi, presentó las etapas más importantes de la vida artística de Luisa. La artista, nacida a orillas del Neckar, estudió desde 1949 en la Academia Estatal de Artes Plásticas, Stuttgart, con Willi Baumeister. Luego de su matrimonio con el ingeniero Hans Joachim Richter, la pareja se mudó a Caracas. A su primera exposición individual en el Museo de Arte de Caracas siguieron muchas otras exposiciones individuales así como exposiciones colectivas. Entre 1969 y 1987, Luisa Richter dictó clases como profesora en la Fundación Instituto de Diseño en Caracas.
Entre los momentos culminantes de su actividad artística figura cuando en 1978 representó a Venezuela en la Bienal de Venecia.
En una salutación muy personal, el anfitrión, el Embajador Georg Clemens Dick, llamó a Luisa Richter “una viajera entre ambos mundos, entre ambas culturas” y le deseó para “sus demás viajes por la vida y por el arte, mucha fortaleza, suerte y éxito”.
Desde 1990 se distingue una vez al año a un importante artista plástico venezolano con la Medalla Pedro Ángel González. Luisa Richter ha sido la primera mujer que ha recibido este premio. Ya se lo merecía.