Este artículo fue originalmente publicado en el "Daily Northwestern" de 13 de mayo de 1991, corregido en 14 de mayo. (Traducción desde Internet)
Yo veo tres principales razones para creer difusa y erróneamente en la leyenda de millones de judíos asesinados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial: las tropas norteamericanas y inglesas encontraran terribles montes de cuerpos en los campos alemanes occidentales que capturaran en 1945 (por ejemplo, Dachau y Belsen ), no hay más grandes comunidades de judíos en Polonia, y los historiadores generalmente aprueban la leyenda.
Durante las dos guerras mundiales Alemania tuvo que luchar contra el tifo, transmitido por los parásitos en tráfico constante con el Este. Por eso, todos los informes de entrada en campos de concentración alemanes hablan de corte de pelo y de duchas y otros procedimientos anti-parásitos, como el tratamiento de las acomodaciones con el pesticida Zyklon. Esa fue también la principal razón por un alto taso de muerte en los campos y por los crematorios que existían en todos.
Cuando la Alemania entró en caos, entonces, todas las defensas cesaron, y el tifo y otras enfermedades fueran rampantes en los campos, que abrigaban a muchos prisioneros políticos, criminales comunes, homosexuales, objetores de consciencia y judíos internados para trabajo. Por eso esas escenas horribles, que no obstante no tuvieran nada que ver con "exterminación" o otra política intencional. Además, los campos alemanes occidentales en cuestión no eran los llamados "campos de exterminación", que estaban todos en Polonia (por ejemplo, Auschwitz y Treblinka) y que fueran todos evacuados o cerrados antes de captura por los soviéticos, que hallaran ninguna escena parecida.
La "solución final" de que se hablaba en los documentos alemanes era un programa de evacuación, colonización y deportación de los judíos con el último objetivo de expulsión de Europa. Durante la guerra, judíos de variadas nacionalidades fueran movidos al este, como una etapa de esta Solución Final. La leyenda afirma que el transporte fue sólo para objetivos de exterminación.
La grande mayoría de los judíos alegadamente exterminados fueron europeos orientales, no judíos alemanes o europeos occidentales. Por ese motivo un estudio del problema por estadísticas de población ha sido difícil o imposible, pero es un factor que no hay más grandes comunidades de judíos en Polonia. Pero los alemanes eran unos entre muchos que movían los judíos. Los soviéticos deportaran a virtualmente todos los judíos de la Polonia oriental para el interior en 1940. Después de la guerra, con judíos poloneses y otros viniendo del este hasta la Alemania occidental ocupada, los sionistas movieran grandes números a Palestina, y los EEUU y otros países absorbieran muchos judíos, en muchos casos en condiciones que tornaran imposible hacer un cálculo numérico. Además, las fronteras polonesas fueran drásticamente cambiadas después de la guerra; el país fue literalmente trasladado al oeste.
Los historiadores generalmente apoyan a la leyenda, mas hay precedentes de una casi incomprensible ceguera por parte de los estudiosos. Por ejemplo, en todo el medievo también los enemigos políticos del Papa aceptaban a su alegación falsa que el Emperador Constantino (cuarto siglo) le había cedido el dominio del oeste, mismo sabiendo que despúes de Constantino hubo muchos otros emperadores. Una casi unanimidad entre los académicos es especialmente sospechosa cuando hay grandes presiones políticas; en algunos países los revisionistas del Holocausto fueran perseguidos.
Es fácil demonstrar que la leyenda de la exterminación merece desconfianza. Mismo el lector casual de la literatura del Holocausto sabe que durante la guerra virtualmente nadie se comportaba como si el estuviera ocurriendo. Así es común criticar al Vaticano, a la Cruz Roja y a los Aliados (especialmente las agencias de inteligencia) por su ignorancia y inacción, y explicar que los judíos generalmente no resistían a la deportación porque no sabían que les iba a ocurrir. Si uno toma a todo eso, uno tiene la alegación rara que por lo menos por tres años los trenes alemanes, operando en escala continental en regiones densamente civilizadas de Europa, estuvieran regularmente y sistemáticamente llevando a millones de judíos a su muerte, y nadie se apercibía de eso, salvo algunos de nuestros líderes judíos que hacían publicas afirmaciones de "exterminación".
Bajo inspección más detallada esos mismos líderes judíos no se comportaban como si algo estuviera ocurriendo. Las comunicaciones normales entre los países ocupados y los neutrales estaban abiertas, y ellos estaban en contacto con los judíos que los alemanes estaban deportando, y así no podría haber ignorancia de la "exterminación" si esas afirmaciones tuvieran alguna validad.
Esa ignorancia increíble puede también se atribuida a la sección de Hans Oster en la inteligencia militar alemana, correctamente llamada "el verdadero estado mayor de la oposición a Hitler" en un estudio reciente.
Lo que nos ofrecen como prueba fue colectado después de la guerra, en procesos. Las pruebas son casi todas relatos orales y "confesiones". Sin las pruebas de estos tribunales, no habría ninguna prueba significante de "exterminación". Uno debe hacer una pausa y ponderar eso con cuidado. ¿Fueron necesarios procesos para determinar que ocurrió en la batalla de Waterloo? ¿Los bombardeos de Hamburgo, Dresde, Hiroshima y Nagasaki? ¿El masacre en Cambodia? Pero este programa de tres años, de ámbito continental, que hizo millones de víctimas, necesita de procesos para probar su realidad. No afirmo que los procesos fueran ilegales o injustos; afirmo que la lógica histórica sobre la cual se basa la leyenda deba ser cuestionada. Eventos como esos no pueden ocurrir sin generar grandes evidencias contemporáneas de su realidad, como un gran incendio forestal no puede ocurrir sin producir humo.
La consideración detallada de las pruebas específicas que apoyan a la leyenda ha sido enfocada por la literatura revisionista y no puede ser hecha aquí, pero mencionaré a un punto. La afirmación de la leyenda es que no había medios técnicos para la finalidad específica de exterminación, y así medios originalmente producidos para otros fines tuvieran otra destinación. Así los judíos fueran alegadamente gasados con el pesticida Zyklon, y sus cuerpos desaparecieron el los crematorios juntamente con las muertes de causas "naturales" (los restos de esos y de otros millones de víctimas nunca fueran encontrados).
Seguramente cualquier persona sensata tendrá dudas.
Arthur R. Butz es profesor asociado de ingeniería eléctrica.